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TRATAMIENTOS EN MEDICINA NUCLEAR

La investigación con radioisótopos ha evolucionado tanto en la parte diagnóstica como en la de tratamiento de enfermedades. Desde el inicio de la medicina nuclear se comprobó la efectividad en el tratamiento de cánceres de origen tiroideo con el Yodo 131; el Samario 153 como paliativo del dolor en cánceres óseos muy avanzados; el Radio 223 como una alternativa para tratar metástasis óseas derivadas de cáncer de próstata y el Itrio 90 para disminuir el sangrado de patologías articulares en enfermos de hemofilia.

Estos tratamientos de medicina nuclear son aplicados en Imagen Clínica con resultados muy satisfactorios.

TRATAMIENTOS CON YODO 131

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El yodo radiactivo I-131 ha sido usado tanto para el diagnóstico como tratamiento en patología tiroidea por más de 50 años, constituyéndose en uno de los procedimientos más antiguos y con mayor experiencia en Medicina Nuclear.

El I-131 es un isótopo radiactivo, emisor tanto de partículas beta como de radiación gamma. El principio básico que justifica su uso en terapia es la propiedad fisiológica única que posee la glándula tiroides de concentrar dicho elemento. De este modo se entrega en forma local y dirigida una alta dosis de radiación en el tejido tiroideo funcionante respetando el resto del organismo.

La terapia con I-131 se utiliza tanto en patología benigna, como ocurre en el hipertiroidismo (Enfermedad de Graves y nódulos funcionantes) y algunos casos de bocio multinodular no tóxico y en el cáncer bien diferenciado (papilar o folicular) del tiroides, tanto local como avanzado. La indicación, dosis y oportunidad del tratamiento radiactivo debe tomarse en forma conjunta con el paciente, el endocrinólogo o cirujano y el especialista en Medicina Nuclear. La única contraindicación para el tratamiento con I-131 es el embarazo.

Recomendaciones generales

El uso de I-131 en dosis terapéuticas puede constituir un riesgo potencial de radiación tanto para los familiares e individuos cercanos al paciente como para los trabajadores de la salud y medio ambiente. Por lo tanto, su empleo debe ir acompañado de estrictas medidas de seguridad, precauciones e instrucciones especiales para evitar una exposición innecesaria a las radiaciones.

La administración de I-131 debe ser efectuada bajo la responsabilidad de un médico especialista que cuente con una licencia para manipular sustancias radiactivas. A su vez, la recepción, uso y almacenamiento del material radiactivo debe realizarse en una institución médica que posea la respectiva autorización o licencia de Instalación Radiactiva.

TRATAMIENTOS CON SAMARIO 153

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En pacientes con cáncer el dolor producido por la diseminación llega a ser inevitable e insoportable cuando alcanza la médula ósea. El dolor percibido es intenso, persistente, progresivo y generalmente ocasiona un deterioro significativo de la calidad de vida del paciente ya que se extiende a más regiones del cuerpo con el tiempo.

Para ayudar en esta sintomatología contamos con tratamientos con samario 153 que es un radioisótopo emisor de radiación beta de energía intermedia, que se emplea en terapia paliativa del dolor producido por metástasis osteoblásticas, por lo general producidas por cáncer de próstata. Este tratamiento ayuda a que el paciente obtenga una mejor calidad de vida en su etapa terminal.

TRATAMIENTOS CON RADIO 223

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Este medicamento contiene el principio activo dicloruro de radio Ra 223 (223Ra) (dicloruro de radio-223 (223Ra).

Xofigo se utiliza para tratar a adultos con cáncer de próstata avanzado resistente a la castración. Éste es un cáncer de próstata (una glándula del aparato reproductor masculino) que no responde al tratamiento que reduce las hormonas masculinas. Xofigo sólo se utiliza cuando la enfermedad se ha diseminado al hueso, pero no se sabe que se ha diseminado a otros órganos internos, y está provocando síntomas (por ejemplo dolor).

Xofigo contiene la sustancia radiactiva radio-223 (223Ra), que imita al calcio que se encuentra en los huesos. Cuando se inyecta al paciente, el radio-223 (223Ra) alcanza el hueso donde el cáncer se ha diseminado y emite radiación de corto alcance (partículas alfa), que destruye las células tumorales circundantes.

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